Aunque se mantienen aquellas, las más populares son las cortas,
adaptadas a las necesidades de tiempo y espacio de hoy en día. Mantienen
la esencia con menos repeticiones. Permiten aprender las bases, para
luego poder acceder al estado meditativo de las formas largas. Se
considera que hacen falta unos veinte minutos de práctica continuada e
ininterrumpida, con concentración, para sacar el máximo beneficio al Tai
Chi, algo que para la mayoría de los alumnos escapa a su alcance durante
los primeros años de su aprendizaje. Una manera de ver a éstas formas
cortas es como la de una semilla que inicia el potencial latente en cada
practicante.
Es importante por tanto, que se aprendan con una buena base y permitan
ese potencial que limitaría por ejemplo la imitación, el amaneramiento o
la prisa por aprender. Por ello, aunque abarquemos mucho en cuanto a
cantidad de formas en un solo curso, vamos a dar pie a poder dar
contenido y profundidad a través de la práctica de cada cual. Son Taos o
Formas que no pierden la autenticidad por estar sintetizadas, es el
practicante el que no debe de perder la esencia, sino moverla y hacerla
avanzar con su empeño y su disfrute.
Cada persona practicará un solo tao, perfeccionando o puliendo aquellos
aspectos necesarios para adentrarse en él.
Practicaremos al lado del río, aprovechando la sombra de los chopos,
dando tiempo para descanso y siesta.
Nos vemos¡
Diego
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